- "No aprieta tanto, pero hay veces que asfixia nena", le contesto él con seguridad.
- "No lo hago para brillar yo misma", continuó argumentando ella.
- "No, seguro que es para alentar tu frenesí sexual y destilar así tus instintos más penetrantes. O, quizas, extender tus límites experimentales con arrebatos erógenos", insistió él con altanería irritante, mientras lamentaba no haber hecho el lustre necesario en su momento.
Ego y sexo, el eterno dilema freudiano. 'Gordita de Pinamar, con tus manitos de manicura, estéticos herpes y culito on-line', pensaba él silenciosamente, '¿cómo carajo te explico que si te gusta el durazno te tenés que aguantar la puta pelusa?'.
- "Nunca fui prisionera de la moral semental. Te diría, mas bien, que mis bajos instintos son altos... altos y criminales. Increíblemente eufóricos por momentos. Es más, siempre he creído en la necesidad de prepararse comida casera. Así uno la puede condimentar a gusto, ¿viste?"
- "¡Banzai! Ante todo recato y moderación. Esa debe ser la principal consigna", puntualizó él en clara ironía.
Él sabía perfectamente que esas eran ocasiones en las que era necesario bajar al infierno un poco. Aunque sea simplemente para empastarse un toque de ese chamuscado estilo de vida disipada y libertina que justamente lo redimía a uno de todo lo bendito. '¿Qué se puede esperar de un día que comienza con tener que levantarse?', se repetía constantemente. La frase de Wendy Ellner siempre le quedaba picando en la cabeza cuando pensaba en recato.
- "Y si a uno lo despierta el dia presumido, entonces debe ser una clara señal de tener que romper con la continuidad del tiempo", agregó él inmediatamente.
En ese instante le bajó a ella la frase que tenía colgada desde hacía rato: 'Pensar que, en su momento, sólo era cuestión de cerrar los ojos y dejarse llevar'. Con esta imagen y totalmente desconcertada por el evidente estilo contradictorio entre las dos últimas consigas de él, le replicó con la serenidad de quienes no le temen a la retórica:
- "El tema es no caer en la mediocridad rojuela de estar esforzándose por ser cada día más normal y, peor aún, llegar finalmente a tener éxito en esto"
'Mierda', se dijo él. La bobería que él había estado esperando se transformó, repentinamente, en el paso siguiente de su mismísimo argumento. Al parecer la minita aprendía más rápido de lo pensado. ¡Esas hembras son dulces, sí!
Por un momento se quedó sin municiones. ¡¿Qué carajo le podía decir!? Ella se le había adelantado y, yendo más lejos todavía, lo había ridiculizado en su propia maraña retórica.
- "¿Acaso vos podés tomar del vino por vos envasado?", dijo ella rompiendo el silencio.
¡Pum! El uppercut del knock out. Le estaba dando para que tuviera. Todo se mueve, todo se vuelve canción... de nuevo.
- "Esto se esta poniendo mucho más lindo de lo que creía", le dijo él finalmente sin el menor dejo de cinismo y con espontaneidad lacerante. Siempre le habian gustado los desafíos.
(To be continued)
